Año 13 | Número 167 OCT 2025
Con un llamado a afrontar el dolor con esperanza, Argentina celebró a la Virgen del Rosario de San Nicolás
Aciprensa
Por Julieta Villar
26-09-2025
En el 42° aniversario de la Virgen del Rosario de San Nicolás, una multitud se congregó en el santuario dedicado a esta advocación en Argentina, para celebrar a la Madre con una procesión y una Misa presidida por el Obispo de San Nicolás, Mons. Hugo Santiago.
Como cada año, una multitud de peregrinos llegó este 25 de septiembre a la ciudad de San Nicolás para participar de los festejos en honor de Nuestra Señora del Rosario, una de las muestras de fe más importantes de Argentina.
A 42 años de su primera aparición, el lema de su fiesta, en consonancia con el año jubilar, fue “María, vos sos nuestra esperanza”, y las celebraciones comenzaron a las 00:00 horas con la Misa de bienvenida a la Virgen, presidida por Mons. Santiago.
El Obispo presidió también la Misa central, que se celebró a las 16:00 horas. En su homilía, tomando una reflexión del Papa León XIV, el obispo recordó que Jesús “no muere en silencio, no se apaga como una luz que se consume, sino que deja la vida con un grito”, que además de encerrar “dolor, abandono, fe, ofrenda”, se trata de “un grito de esperanza”.
“El llanto y el grito son un signo de esperanza, porque lo hacemos ante quien nos puede ayudar”, observó el prelado, y en el caso de Jesús, señaló que Dios “con la respuesta de la Resurrección, nos sorprenderá a todos con lo impredecible, con lo inimaginable”.
De allí que el mensaje más claro es “esperar contra toda esperanza, porque Dios siempre puede intervenir”.
“Quien grita con esperanza, quien llora con esperanza, piensa que todavía hay algo que se puede hacer o Dios puede hacer algo”, afirmó, incluso ante situaciones actuales como los centenares de familias de la sociedad que están sufriendo despidos masivos, ante la enfermedad terminal de un joven, ante un vínculo que se rompió, o frente a tantos hermanos que están bajo la esclavitud de las drogas.
“En todos estos casos sucumbimos a la impotencia”, lamentó Mons. Santiago, exhortando a “poner en práctica la actitud de Cristo en la cruz: tenemos que gritar llorando, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? No como un grito de impotencia, sino como un llanto de esperanza”.
En ese sentido, llamó también a “llorar ante la Virgen, pidiendo la sabiduría que siempre busca y encuentra caminos de humildad, de diálogo, de reconciliación. La Virgen, como en Caná, intercederá ante Jesús y Dios te puede sorprender con la fiesta del reencuentro, de la reconciliación”.
Asimismo, llamó a escuchar los gritos de la humanidad, venciendo la apatía y la indiferencia, “los gritos silenciosos de tantos niños que fueron ultimados en el seno de sus madres por una ley insensata de quien no tuvo conciencia de que, si la ley que dictó hubiese estado vigente cuando él estaba en el seno de su madre, hoy probablemente no existiría”.
“Tenemos que escuchar los gritos como quien se queja ante quien lo puede ayudar porque en esta cultura de muerte pragmática e insensible, donde se descarta lo que no produce, se intenta legalizar la eutanasia con la excusa de evitar el sufrimiento”, añadió.
“La vida es un regalo de Dios y nosotros que somos simples criaturas no tenemos la autoridad de ponerle fin por nuestros propios medios”, recordó el prelado, llamando finalmente a recurrir a la Virgen Dolorosa, quien, “como Jesús, también lloró como un gesto de esperanza, como una queja ante el Padre, confiando y creyendo en lo inaudito, en lo impredecible. Y lo impredecible se produjo”.
“Hoy con el nombre de María del Rosario de San Nicolás, la Virgen nos invita a gritar ante los desafíos dolorosos de nuestro peregrinar con un grito pacífico y de esperanza que confían en Dios Padre capaz de lo inaudito”, sostuvo.
“¡Viva María del Rosario, en la que podemos esperar!”, concluyó, pidiendo un aplauso fuerte para la Virgen.
Los peregrinos continuaron llegando durante todo el día, y participaron de la tradicional procesión por las calles de la ciudad con la imagen de la Virgen, finalizando al llegar a la explanada del santuario con la despedida en la que los fieles arrojaron una lluvia de pétalos
Las autoridades locales entregaron una ofrenda floral a la imagen de la Virgen, emblema de la fe de San Nicolás, y la celebración culminó con el Himno Nacional Argentino.
La juventud que no se esconde: un Jubileo que desafía al mundo
ES.ALETEIA.ORG
Mónica Alcalá
30/07/25
El jubileo de los jóvenes comenzó el 29 de julio, con la presencia de más de 120 mil católicos de diferentes partes del mundo.
Para los hebreos, el sonido del “Jobel” era un signo de esperanza, de nuevos inicios, de expiación. Era el sonido que reflejaba y recordaba la misericordia de Dios que todo lo perdona, que todo lo renueva… “¡Que hace nuevas todas las cosas!” (Cfr. Apocalipsis 21,5).
Ahora, miles y miles de jóvenes han escuchado este sonido que los llama a caminar hacia la esperanza pero, ¿qué significa esta virtud en un mundo como el que vivimos? Ciertamente, pareciera que se dan pocas ocasiones para la esperanza.
Actualmente hay más de 30 conflictos armados activos en el mundo, incluyendo guerras devastadoras en Ucrania, Gaza, Sudán y más. La violencia, la inseguridad y el desplazamiento afectan a millones de personas en el mundo.
Según datos recientes del Banco Mundial y la ONU, una de cada tres personas en el planeta carece de acceso regular a una alimentación suficiente. Cerca de 114 millones de personas son desplazadas forzosamente.
Aunado a esto, la Iglesia se encuentra frente a una generación moldeada por el hiperconsumo digital, la fragilidad afectiva, el desencanto político, y la búsqueda espiritual fuera de la fe.
La Iglesia mira de frente al desafío
Con total confianza, con firmeza y con determinación, la Iglesia mira de frente a los jóvenes y los convoca a reunirse en torno a su pastor para mirar los retos del mundo de forma directa, pero esperanzadora. Asumiendo que el gran reto hoy no es solo “atraer” a los jóvenes, sino escucharlos, confiar en ellos, y entregarles protagonismo real en su responsabilidad para cambiar estas realidades que les lastiman y opacan su mirada hacia el futuro.
Y los jóvenes católicos han respondido al llamado: se calcula una participación de más de 500 mil jóvenes durante la semana del Jubileo (del 28 de julio al 3 de agosto) y se espera al menos un millón en la Vigilia y Misa con el Papa en Tor Vergata. Un total de 146 países representados, incluyendo países en conflicto: Ucrania, Líbano, Irak, Sudán del Sur, Myanmar y Siria.
Durante esta semana caminarán, escucharán compartirán silencios, catequesis y talleres donde se habla de identidad, vocación, redes sociales, reconciliación, sostenibilidad, oración, liderazgo y misión. Y en cada paso, descubrirán que la Iglesia no es un museo del pasado, sino una tienda de campaña abierta en medio del desierto moderno.
Y ahora… es su turno
Mientras el mundo debate entre el miedo y la fragmentación, cientos de miles de jóvenes de todos los muchos rincones del planeta están a punto de encender una luz que no se apagará con facilidad. Roma se convierte en el cruce de caminos donde la historia, la fe y el futuro se abrazan. No llegan por moda, ni por turismo. Llegan con mochilas llenas de preguntas, heridas, sueños… y una esperanza que desborda las estadísticas.
El Papa León XIV les insiste: “A los jóvenes les digo: ¡No tengan miedo! ¡Acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo el Señor!”.
En la vigilia, bajo las estrellas de Tor Vergata, con el Papa en el centro y millones de antorchas encendidas en los corazones, no se celebrará un evento: se dará un signo para el mundo. La juventud, tan criticada y a menudo subestimada, mostrará que aún cree. Aún sueña. Aún responde al llamado.
Hoy la Iglesia los convoca sin excluir, les abraza sin uniformar, les escucha sin juzgar y les espera con emoción, pues son el presente de la Iglesia y el futuro de la humanidad.
Porque si el mundo grita, los jóvenes no huyen: oran.
Si el mundo divide, ellos tienden la mano.
Y si el mundo desespera, ellos encienden la esperanza.
Su trayectoria periodística abarca el período 1970-1985, como analista política y cronista parlamentaria desde el Congreso Nacional para varias radioemisoras del interior del país y también para el vespertino La Razón.
En 1975, fue distinguida con una beca como periodista parlamentaria por la Asociación de Corresponsales de las Naciones Unidas para cubrir la XXXI Asamblea General de la ONU.
Es creadora y directora de Plataforma Cero.