<
Nuestro Creador
Publicación Mensual
Año 15 | Número 197 OCT 2025
 
 

HOMILIAS
Homilía del Papa León XIV en la Misa de canonización de Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis
ACIPRENSA.COM
Por Papa León XIV
7 de septiembre de 2025

A continuación, la homilía del Papa León XIV en la Misa de canonización de Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, celebrada este domingo 7 de septiembre en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Queridos hermanos y hermanas: 
En la primera lectura hemos escuchado una pregunta: "[Señor,] ¿y quién habría conocido tu  voluntad si tú mismo no hubieras dado la Sabiduría y enviado desde lo alto tu santo espíritu?"  (Sab 9,17). La hemos oído después de que dos jóvenes beatos, Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis,  fueran proclamados santos, y eso es providencial. En el libro de la Sabiduría, esta pregunta está  atribuida precisamente a un joven como ellos: el rey Salomón. Cuando murió David, su padre, él se  dio cuenta de que disponía de muchas cosas: el poder, la riqueza, la salud, la juventud, la belleza, el  reino. Pero esta gran abundancia de medios le había hecho surgir una pregunta en su corazón: “¿Qué debo hacer para que nada se pierda?”. 
Y había entendido que el único camino para encontrar una  respuesta era pedir a Dios un don aún mayor: su Sabiduría, para poder conocer sus proyectos y adherir  a ellos fielmente. Se dio cuenta, en efecto, que de ese modo todas las cosas encontrarían su lugar en  el gran designio del Señor. Sí, porque el riesgo más grande de la vida es desaprovecharla fuera del  proyecto de Dios. 

También Jesús, en el Evangelio, nos habla de un proyecto al que adherir hasta el final. Dice:  "El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo" (Lc 14,27); y agrega: "cualquiera  de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo" (v. 33). Es decir, nos  llama a lanzarnos sin vacilar a la aventura que Él nos propone, con la inteligencia y la fuerza que  vienen de su Espíritu y que podemos acoger en la medida en que nos despojamos de nosotros mismos,  de las cosas y de las ideas a las que estamos apegados, para ponernos a la escucha de su palabra. 
Queridos hermanos y hermanas: 

En la primera lectura hemos escuchado una pregunta: "[Señor,] ¿y quién habría conocido tu  voluntad si tú mismo no hubieras dado la Sabiduría y enviado desde lo alto tu santo espíritu?"  (Sab 9,17). La hemos oído después de que dos jóvenes beatos, Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis,  fueran proclamados santos, y eso es providencial. En el libro de la Sabiduría, esta pregunta está  atribuida precisamente a un joven como ellos: el rey Salomón. Cuando murió David, su padre, él se  dio cuenta de que disponía de muchas cosas: el poder, la riqueza, la salud, la juventud, la belleza, el  reino. Pero esta gran abundancia de medios le había hecho surgir una pregunta en su corazón: “¿Qué debo hacer para que nada se pierda?”. 

Y había entendido que el único camino para encontrar una  respuesta era pedir a Dios un don aún mayor: su Sabiduría, para poder conocer sus proyectos y adherir  a ellos fielmente. Se dio cuenta, en efecto, que de ese modo todas las cosas encontrarían su lugar en  el gran designio del Señor. Sí, porque el riesgo más grande de la vida es desaprovecharla fuera del  proyecto de Dios. 
También Jesús, en el Evangelio, nos habla de un proyecto al que adherir hasta el final. Dice:  "El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo" (Lc 14,27); y agrega: "cualquiera  de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo" (v. 33). Es decir, nos  llama a lanzarnos sin vacilar a la aventura que Él nos propone, con la inteligencia y la fuerza que  vienen de su Espíritu y que podemos acoger en la medida en que nos despojamos de nosotros mismos,  de las cosas y de las ideas a las que estamos apegados, para ponernos a la escucha de su palabra. 

Pier Giorgio encontró al Señor por medio de la escuela y los grupos eclesiales —la Acción  Católica, las Conferencias de San Vicente de Paúl, la F.U.C.I. (Federación Universitaria Católica  Italiana), la Orden Tercera de Santo Domingo— y dio testimonio de ello a través de su alegría de  vivir y de ser cristiano en la oración, en la amistad y en la caridad. Hasta el punto de que, a fuerza de  verlo recorrer las calles de Turín con carritos repletos de ayuda para los pobres, sus amigos lo  llamaban “Empresa de Transportes Frassati”. También hoy, la vida de Pier Giorgio representa una  luz para la espiritualidad laical. Para él la fe no fue una devoción privada; impulsado por la fuerza del  Evangelio y la pertenencia a asociaciones eclesiales, se comprometió generosamente en la sociedad,  dio su contribución en la vida política, se desgastó con ardor al servicio de los pobres. 

Carlo, por su parte, encontró a Jesús en su familia, gracias a sus padres, Andrés y Antonia — presentes hoy aquí con sus dos hermanos, Francesca y Michele— y después en la escuela, también  él, y sobre todo en los sacramentos, celebrados en la comunidad parroquial. De ese modo, creció  integrando naturalmente en sus jornadas de niño y de adolescente la oración, el deporte, el estudio y  la caridad. 
Ambos, Pier Giorgio y Carlo, cultivaron el amor a Dios y a los hermanos a través de medios  sencillos, al alcance de todos: la Santa Misa diaria, la oración, y especialmente la adoración  eucarística. Carlo decía: "Cuando nos ponemos frente al sol, nos bronceamos. Cuando nos ponemos  ante Jesús en la Eucaristía, nos convertimos en santos", y también: "La tristeza es dirigir la mirada  hacia uno mismo, la felicidad es dirigir la mirada hacia Dios. La conversión no es otra cosa que  desviar la mirada desde abajo hacia lo alto. 

Basta un simple movimiento de ojos". Otra cosa esencial  para ellos era la confesión frecuente. Carlo escribió: "A lo único que debemos temer realmente es al  pecado"; y se maravillaba porque —son palabras suyas— "los hombres se preocupan mucho por la belleza del propio cuerpo y no se preocupan, en cambio, por la belleza de su propia alma". Ambos,  además, tenían una gran devoción por los santos y por la Virgen María, y practicaban generosamente  la caridad. Pier Giorgio decía: "Alrededor de los pobres y los enfermos veo una luz que nosotros no  tenemos". Llamaba a la caridad “el fundamento de nuestra religión” y, como Carlo, la ejercitaba  sobre todo por medio de pequeños gestos concretos, a menudo escondidos, viviendo lo que el Papa  Francisco ha llamado "la santidad “de la puerta de al lado”" (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 7). 
Incluso cuando los aquejó la enfermedad y esta fue deteriorando sus jóvenes vidas, ni siquiera eso los  detuvo ni les impidió amar, ofrecerse a Dios, bendecirlo y pedirle por ellos y por todos. Un día Pier  Giorgio dijo: "El día de mi muerte será el día más bello de mi vida";[4] y en su última foto, que lo  retrata mientras escalaba una montaña de Val di Lanzo, con el rostro dirigido a la meta, había  escrito: "Hacia lo alto".[5] Por otra parte, a Carlo, siendo aún más joven, le gustaba decir que el cielo  nos espera desde siempre, y que amar el mañana es dar hoy nuestro mejor fruto. 

Queridos amigos, los santos Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis son una invitación para todos  nosotros, sobre todo para los jóvenes, a no malgastar la vida, sino a orientarla hacia lo alto y hacer de  ella una obra maestra. Nos animan con sus palabras: “No yo, sino Dios”, decía Carlo. Y Pier Giorgio:  “Si tienes a Dios como centro de todas tus acciones, entonces llegarás hasta el final”. Esta es la  fórmula, sencilla pero segura, de su santidad. Y es también el testimonio que estamos llamados a  imitar para disfrutar la vida al máximo e ir al encuentro del Señor en la fiesta del cielo. 

 

La verdadera riqueza de nuestra vida, según León XIV
ES.ALETEIA.ORG
I.Media
publicado el 21/09/25

 

En el ángelus, el Papa León XIV meditó sobre la gestión de los bienes materiales, acorde al mensaje del evangelio del día
"No somos dueños de nuestra vida ni de los bienes que disfrutamos", advirtió León XIV durante el Ángelus del 21 de septiembre de 2025. Desde la Plaza de San Pedro, el Papa llamó a la humanidad a administrar el patrimonio de la tierra con responsabilidad y solidaridad.
Al introducir la oración mariana, el Papa meditó sobre el Evangelio del día, que trata sobre la gestión de los bienes materiales. Invitó a los asistentes a reflexionar también, de forma más general, sobre cómo gestionamos el bien más preciado que existe: nuestra propia vida.
"Un día seremos llamados a rendir cuentas de cómo hemos gestionado nuestra vida, nuestros bienes y los recursos de la tierra, tanto ante Dios como ante los hombres, la sociedad y especialmente aquellos que vengan después de nosotros", advirtió el jefe de la Iglesia católica.

Para el pontífice peruano-estadounidense, la acumulación de bienes materiales "no es el valor más importante, porque las riquezas de este mundo son efímeras". Instó a los fieles a resistir el egoísmo que "aísla de los demás y propaga el veneno de la competencia que a menudo genera conflicto".

León XIV recomendó usar los bienes del mundo y la propia vida "pensando en la verdadera riqueza, que es la amistad con el Señor y con los hermanos". Pidió, en particular, "crear redes de amistad y solidaridad".
Gaza: "No hay futuro basado en la violencia, en el exilio forzado"

Durante el Ángelus, el Papa León XIV lanzó un nuevo llamamiento por Gaza, oponiéndose al "exilio forzado" de la población ante el avance del ejército israelí en la ciudad en los últimos días. También se dirigió a las personas que padecen Alzheimer.
Tras la oración mariana, el Papa se dirigió a los representantes de diversas asociaciones católicas comprometidas con la solidaridad con la población de la Franja de Gaza, presentes en la Plaza de San Pedro bajo sus vidrieras. Elogió sus iniciativas "y las de muchos otros en toda la Iglesia que expresan su cercanía a nuestros hermanos y hermanas que sufren en esta tierra martirizada".

"No hay futuro basado en la violencia, el exilio forzado ni la venganza", declaró el 267.º Papa. Insistió: "La gente necesita paz. Quien la ama de verdad trabaja por la paz".

En estos días en que la ciudad de Gaza es invadida gradualmente y sometida a los bombardeos israelíes, León XIV ya había denunciado las "condiciones inaceptables" de los palestinos desplazados durante la audiencia general del miércoles pasado. Había pedido un alto el fuego, confrontando a los responsables del conflicto con el mandamiento bíblico de "No matarás".

 

HOMILÍAS
Maria Josefina Ramos es traductora pública de Inglés y periodista.

Su trayectoria periodística abarca el período 1970-1985, como analista política y cronista parlamentaria desde el Congreso Nacional para varias radioemisoras del interior del país y también para el vespertino La Razón.

En 1975, fue distinguida con una beca como periodista parlamentaria por la Asociación de Corresponsales de las Naciones Unidas para cubrir la XXXI Asamblea General de la ONU.

Es creadora y directora de Plataforma Cero.